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Quien apeteció de buena mesa en Mar del Sud, en enero debió cenar en la Hostería Villa del Mar

Y desde sus hornillos, que estuvieron a cargo de El Pejerrey Empedernido. Desde ya muchas gracias a todos nuestros comensales, que por suerte no nos dieron tregua y nos acompañaron en nuestro concepto gastronómico, de varios pasos, entre ellos siempre pesca del día, vinos de autor, y sobre todo convivio, porque de ello se trata.


Por Víctor Ego Ducrot / Con la barja del mago aún a la vista entre las cumbres del salón, sin foto aquí pero quien pasó por la Hostería bien sabe a qué me refiero, y el que no alguna vez debería visitarla, se los aseguro, y disculpen la impertinencia; con la baraja, que es truque, suerte y fortuna como profana guardia de los fuego, las mesas y lo manteles, cada martes y cada sábado del pasadito enero tuve el gozo de cocinar para nuestros comensales, quienes, al cual más generoso, se encargaron de colmar el salón, comer y beber, para que, como es saludable repetirlo, el convivio sea posible.


Ojalá el enero próximo podamos repetir el encuentro, por dos motivos que quizás sean uno: corregir los errores que habitan en toda cocina que se precie de tal, y volver a estar que es ser, aunque nosotros seamos más abundantes en el decir y escribir que quienes solo cuentan con el solitario “to be”. Ojalá, como canta el cubano Silvio Rodríguez… Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan para que no las puedas convertir en cristal, ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo, ojalá que la luna pueda salir sin ti…


Algunos breves cuentos de cocina, ahora sí para compartir.


El menú siempre fue único porque, amorosos sí, pero somos arbitrarios; ¡y qué! Es probable que en un futuro inmediato seamos más condescendientes y, aunque sin exagerar por cierto, nuestros comensales puedan debatirse entre “la a” y “la b” o la opción de letras (platos) que prefieran.


En él, en el menú digo, siempre hubo pesca del día porque cocinábamos y comíamos poco menos que en la playa, porque son de los mares los deleites que prefiero ensayar en la cocina; porque soy del mar… ¿y quién se atreve a desmentir que las corrientes y contra corrientes de la culinaria están atravesadas por geografías, pasiones…y textos?


Entre las pescas del día me quedo con aquellas dos casi seguidas que fueron filetes de besugos a la plancha bien que ardía, apenas sin con un beso de romero, limón, sal casi nada, y pimienta negra.


¿Qué gustaron más, los tomates o las berenjenas asadas; los pestos como corresponden o el propio cocoliche pensado desde el brócoli?


¿O las tartas de frutas frescas y flanes de Lucía?


¿O las hojas verdes y otros vegetales, entre ellos tuve la suerte de contar una noche con “radicchio rosso”, porque las quintas de Mar del Sud y de la cercana Miramar, y sus verdulerías, son celestiales?


¿O los vinos de la Bodega Jorge Rubio, de autor?


¿O lo integrantes de la orquesta típica para improvisar, en lo que fue una suerte de “jam sesión” o zapada cocinera, con Martín, Juanse, Manuela, Laura y Miguel?


Es que cuando los productos a trabajar son de esa calidad, cocinar es más fácil y jolgorioso, sin dudas.


Y allí seguro volveremos, gracias a nuestros comensales.

1 Comment


zulemach
Jan 30, 2019

Hola, que bueno lo que cuentan, este sabado estan? podemos ir a cenar? somos tres.


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