Manzana in corpore sano
- El Pejerrey I
- 7 may 2019
- 1 Min. de lectura
Textos. Aproximaciones. Del académico, poeta y crítico cultural argentino, de la UBA, Guillermo Saavedra. Suele publicar estos micro ensayos o naturalezas vivas por la palabra en las redes sociales, desde donde los tomamos, gracias a nuestra habilidad para sorterlas.

Cruje en la boca cuando uno la muerde, como si quisiera ponerle su propia música de vegetal con aires de madera a nuestra fiesta.
Como si nos recordara, con ese sonido sordo y delicioso que acompaña la irrupción en la boca de su jugo dulzón, que ella es la reina de todos los relatos.
La que nos hizo echar del paraíso y cobijó el veneno de la ingenua Blancanieves. La que ofició de premio entre las caprichosas diosas del Olimpo y alumbró en las Hespérides los juegos de las ninfas. La que dictó a Isaac Newton la fórmula fatal de todo lo que cae y tentó a Guillermo Tell y a William Burroughs con suerte tan diversa. La que, devenida icono, gira impasible en cada disco de los Beatles y pavonea su perfil mordido en los sensuales objetos de Steve Jobs.
Es la manzana, claro. Con sus hombros redondeados y su mantilla roja, verde o amarilla, latiendo como un corazón en plural desde el cajón de la verdulería. Prometiéndonos su sostenida y amable algarabía portátil y lustrosa de habitante de mochilas, o de paciente inquilina del rincón de la heladera, desde donde bien puede ofrecer su unipersonal de sobremesa, o convertirse en imbatible centro de una tarta, o presentarse en tibia caravana de compotas.
Comments